El acto comienza con un ave que se despieza y sazona antes de meterla a un horno. Los restos calcinados se sirven a los acongojados espectadores.
Entonces, las cenizas se elevan y unen sobre sus cabezas, en medio de los “oohhh” y los “aaahhh” generalizados,. El fénix echa a volar majestuoso por la carpa del circo, entre estentóreos aplausos, de regreso a las manos de su dueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario