Su mirada resbaló lenta por ese cuerpo de generoso escote y minifalda. Ella, con suaves movimientos, discaba el teléfono público mientras él concebía estrategias para el abordaje.
—Hola cariño —dijo coqueta, esperando la respuesta del otro lado de la línea.
Fue entonces que el conquistador puso pies en polvorosa, azarado ante esa voz masculina.
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