—No me gusta ese tema.
— ¿Porqué?
—No lo sé, pero no quiero escribir acerca de ello.
— ¿Y qué vas a hacer?
—Bloquearme, supongo.
—Creía que el bloqueo del escritor era algo involuntario.
—Pues no, es como cualquier otra cosa: dices que no puedes, te lo crees ¡y ya está!
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