Corre a resguardar de la llovizna la ropa casi seca. Ve que cesa la lluvia y vuelve a tenderla. De nuevo empieza a caer el agua; a recoger. Desiste a la tercera vez y deja que se empape.
Por un agujero entre las nubes, los dioses llevan la puntuación: a ver quién atina más gotas a la camisa roja.
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