"Cómprate un perro", me sugirieron. Obediente, me informé: supe todo acerca de razas, pedigrí, chips implantados, tatuajes, comida de acuerdo a tamaño, edad y actividad, entrenamiento, paseos, frecuencia del aseo, necesidades de compañía y juego, precios...
Ya no necesito preocuparme por esas cosas: ahora vivo tranquilo con Hades, mi mascota adoptada de un refugio para gatos callejeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario