Su ejecución fue magistral: se deslizó hábil con giros y piruetas, sorteando con destreza los inesperados obstáculos que surgían a su paso; puso una y otra vez en peligro su vida, para asombro de los amigos que miraban atentos y expectantes, hasta hacerlos prorrumpir en aplausos de admiración.
La práctica previa había sido más fácil, puesto que el mosquito la hizo sobre el humano mientras éste estaba dormido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario